por: Edgar Palma Gómez
Para nuestra desgracia, en México tenemos un Ejecutivo Federal que ha perdido el respeto de los mexicanos por sus malas decisiones, un poder legislativo interesado mas en representar intereses partidistas que de los ciudadanos que votaron por ellos, un poder judicial dormido en sus laureles, y un grupo de gobernadores preocupados por velar por su futuro político, más allá del bienestar de sus gobernados, pero este caso, sólo hablaremos del trabajo de nuestro Presidente, Felipe Calderón Hinojosa.
Desde el inicio de su administración, un sector de la sociedad –y me refiero a los panistas que votaron por él-, tenían la esperanza de que Calderón Hinojosa superaría a su antecesor Vicente Fox, quien no perdía oportunidad para ridiculizar la figura presidencial, pero todos los mexicanos –incluyendo los panistas- observamos como resulto peor la cura que la enfermedad, y nuestro país empezó a navegar por el océano de la globalización sin un rumbo especifico, y con el paso de los años empezamos a naufragar en pantanos de una mediocridad económica.
Nuestro Ejecutivo Federal, quien no ha dejado de ser Presidente de Acción Nacional sigue argumentando que la crisis en nuestro país se debe a los 70 años que gobernó el Partido Revolucionario Institucional, discurso obsoleto desde un punto de vista electoral, ya que la pasada administración y la actual han provocado con sus erradas políticas gubernamentales que no exista una salida real de la crisis económica que vivimos, el crecimiento del producto interno bruto PIB no supera el 1 por ciento, las inversiones en nuestro país no sólo no ha crecido, sino que muchos inversionistas han preferido irse a otros países donde las condiciones son mejores, situación que ha provocado que se sigan perdiendo empleos, tan sólo en lo que va del año superan los 900 mil mexicanos que tuvieron que pasar del sector formal al informal, y quienes siguen siendo los más lastimados son los pobres.
Para colmo, el Secretario de Hacienda, Agustín Carstens quiere que el nuevo impuesto del 2 por ciento para el combate a la pobreza sea pagado por los más pobres, lo cual significa una burla para todos los mexicanos, y una carcajada para los analistas financieros internacionales, quienes han criticado severamente dicha medida, ya que lesiona los bolsillos de los 60 millones de mexicanos que viven en condiciones de pobreza, de los cuales 20 millones viven en pobreza extrema, pero todo es cuestión de semántica, porque a final de cuentas dicho impuesto, no es más que un aumento disfrazado al IVA.
Dicho impuesto, quieren que sea pagado por todos los mexicanos -incluyendo los pobres-, que en nuestro caso es el 80 por ciento de la población en nuestro país, porque es un impuesto generalizado donde se incluyen a los productos de la canasta básica, y se nos quiere dar un mejoral mediático, argumentando que dicho impuesto será para apoyar los mismos programas paternialistas que tanto critico Felipe Calderón Hinojosa desde que era dirigente del PAN, y que ahora quiere impulsar porque no ha podido encontrar el rumbo en materia económica y ayudar a los pobres.
Sin embargo, tal parece que los programas de beneficio social, como es el de Oportunidades, sólo tienen objetivos electorales, sólo basta recordar como fue utilizado dicho programa por los panistas para tener mas votos en las pasadas elecciones federales para renovar el poder legislativo federal, y que el PRI revirtiera dicha promoción con espectaculares donde se daba a conocer que Oportunidades fue un programa impulsado por el PRI.
El paquete económico de la administración calderonista debe ser definido y respaldado por los diputados federales, quienes responden a intereses partidistas, y son ellos quienes tienen la responsabilidad de observar y fiscalizar la manera en que se van a gastar el dinero de los mexicanos, cantidad que supera los dos billones de pesos, y sobre todo evitar que haya mayor pobreza en nuestro país.
Ante la falta de decisión de nuestro Presidente, los recién estrenados diputados federales deben analizar la manera de reactivar la economía nacional, evitando aprobar más impuestos que sean pagados por los mismos pobres, promover reformas fiscales que garanticen las condiciones necesarias para que haya un mayor numero de inversiones en nuestro país, más allá de programas paternalistas como lo ha sido Oportunidades.
Desafortunadamente, los cambios prioritarios en nuestro país son una utopía, y la buena voluntad de los diversos grupos políticos no es más que una falacia, ya que los intereses de grupo son mas importantes que el de los mexicanos, todos nos encontramos como en la Torre de Babel, el Ejecutivo Federal habla por los panistas –que no somos todos los mexicanos-, los diputados federales hablan por los partidos políticos –que no somos todos los mexicanos-, los gobernadores hablan por sus propios intereses –que no somos todos los mexicanos-, y por lo mexicanos no habla nadie, esa es la maldición que tenemos que soportar.
Para nuestra desgracia, en México tenemos un Ejecutivo Federal que ha perdido el respeto de los mexicanos por sus malas decisiones, un poder legislativo interesado mas en representar intereses partidistas que de los ciudadanos que votaron por ellos, un poder judicial dormido en sus laureles, y un grupo de gobernadores preocupados por velar por su futuro político, más allá del bienestar de sus gobernados, pero este caso, sólo hablaremos del trabajo de nuestro Presidente, Felipe Calderón Hinojosa.
Desde el inicio de su administración, un sector de la sociedad –y me refiero a los panistas que votaron por él-, tenían la esperanza de que Calderón Hinojosa superaría a su antecesor Vicente Fox, quien no perdía oportunidad para ridiculizar la figura presidencial, pero todos los mexicanos –incluyendo los panistas- observamos como resulto peor la cura que la enfermedad, y nuestro país empezó a navegar por el océano de la globalización sin un rumbo especifico, y con el paso de los años empezamos a naufragar en pantanos de una mediocridad económica.
Nuestro Ejecutivo Federal, quien no ha dejado de ser Presidente de Acción Nacional sigue argumentando que la crisis en nuestro país se debe a los 70 años que gobernó el Partido Revolucionario Institucional, discurso obsoleto desde un punto de vista electoral, ya que la pasada administración y la actual han provocado con sus erradas políticas gubernamentales que no exista una salida real de la crisis económica que vivimos, el crecimiento del producto interno bruto PIB no supera el 1 por ciento, las inversiones en nuestro país no sólo no ha crecido, sino que muchos inversionistas han preferido irse a otros países donde las condiciones son mejores, situación que ha provocado que se sigan perdiendo empleos, tan sólo en lo que va del año superan los 900 mil mexicanos que tuvieron que pasar del sector formal al informal, y quienes siguen siendo los más lastimados son los pobres.
Para colmo, el Secretario de Hacienda, Agustín Carstens quiere que el nuevo impuesto del 2 por ciento para el combate a la pobreza sea pagado por los más pobres, lo cual significa una burla para todos los mexicanos, y una carcajada para los analistas financieros internacionales, quienes han criticado severamente dicha medida, ya que lesiona los bolsillos de los 60 millones de mexicanos que viven en condiciones de pobreza, de los cuales 20 millones viven en pobreza extrema, pero todo es cuestión de semántica, porque a final de cuentas dicho impuesto, no es más que un aumento disfrazado al IVA.
Dicho impuesto, quieren que sea pagado por todos los mexicanos -incluyendo los pobres-, que en nuestro caso es el 80 por ciento de la población en nuestro país, porque es un impuesto generalizado donde se incluyen a los productos de la canasta básica, y se nos quiere dar un mejoral mediático, argumentando que dicho impuesto será para apoyar los mismos programas paternialistas que tanto critico Felipe Calderón Hinojosa desde que era dirigente del PAN, y que ahora quiere impulsar porque no ha podido encontrar el rumbo en materia económica y ayudar a los pobres.
Sin embargo, tal parece que los programas de beneficio social, como es el de Oportunidades, sólo tienen objetivos electorales, sólo basta recordar como fue utilizado dicho programa por los panistas para tener mas votos en las pasadas elecciones federales para renovar el poder legislativo federal, y que el PRI revirtiera dicha promoción con espectaculares donde se daba a conocer que Oportunidades fue un programa impulsado por el PRI.
El paquete económico de la administración calderonista debe ser definido y respaldado por los diputados federales, quienes responden a intereses partidistas, y son ellos quienes tienen la responsabilidad de observar y fiscalizar la manera en que se van a gastar el dinero de los mexicanos, cantidad que supera los dos billones de pesos, y sobre todo evitar que haya mayor pobreza en nuestro país.
Ante la falta de decisión de nuestro Presidente, los recién estrenados diputados federales deben analizar la manera de reactivar la economía nacional, evitando aprobar más impuestos que sean pagados por los mismos pobres, promover reformas fiscales que garanticen las condiciones necesarias para que haya un mayor numero de inversiones en nuestro país, más allá de programas paternalistas como lo ha sido Oportunidades.
Desafortunadamente, los cambios prioritarios en nuestro país son una utopía, y la buena voluntad de los diversos grupos políticos no es más que una falacia, ya que los intereses de grupo son mas importantes que el de los mexicanos, todos nos encontramos como en la Torre de Babel, el Ejecutivo Federal habla por los panistas –que no somos todos los mexicanos-, los diputados federales hablan por los partidos políticos –que no somos todos los mexicanos-, los gobernadores hablan por sus propios intereses –que no somos todos los mexicanos-, y por lo mexicanos no habla nadie, esa es la maldición que tenemos que soportar.
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