martes, 20 de octubre de 2009

Entre Columnas

El futuro
Martín Quitano Martínez
mquitanom@hotmail.com
Para Yuri, el Moy, el Búho, y el Víctor
Y entonces, la conclusión es que no hay futuro positivo que esperar para nuestro país. Al parecer así observan miles ó millones lo que nos espera como sociedad y nación; las condiciones presentes y nuestro inmediato pasado nos sentencian en una lapidaria frase: no hay nada que hacer.
Primeros lugares en corrupción, en inseguridad, en obesidad, en pobreza, en mala educación, en falta de transparencia, en narcotráfico, en precaria salud, en engaños, en simulación, en la polarización de ricos y pobres, en fraudes electorales y no electorales. Los males de la sociedad vertidos en el cuerno de la abundancia del territorio nacional.
El escenario es descompuesto y muchos apuestan que aún falta más, que esperemos porque apenas estamos viendo parte de lo que monstruosamente se acerca, al amparo de una sociedad que asume su presente y futuro como la demostración palpable, el resultado de los pecados de tiempos pasados que no acabaron de dar cuerpo a una idea superior de nación más justa y libertaria.
Los empresarios voraces, la clase política inepta y corrupta, la sociedad apática y desconfiada, han dado paso a la descomposición que amenaza hasta a la esperanza. Aquellos que desde cualquiera de esos mismos sectores, empresariales, políticos o sociales, que quieran tener esperanza, dar paso distintos, estarán y por lo tanto deberán de ser vistos y tratados como los locos caminando contra las manecillas del reloj. Los que como yo, se oponen a las sentencias del determinismo histórico, no caben en el marco del análisis cotidiano y merecen el desprecio por no entender que todo está mal, que caminar en contra es irreverente, porque las cosas como están así son y no hay más.
El pesimismo, la falta de esperanza y de imaginación para la identificación y construcción de alternativas, nos han hecho presa fácil de la dura realidad que nos vapulea, nos estruja y en el terror nos paraliza.
Hace algunos años cuando éramos más jóvenes soñábamos, discutíamos el futuro mejor que construiríamos a fuerza de lucha, de compromisos sociales y de un incuestionable arribo de tiempos mejores. Ahora discutimos mucho menos que eso, discutimos las mismas “pendejadas” de aquellos que nunca creyeron ni soñaron como nosotros, la realidad y nuestra nueva referencia de análisis nos lleva a concluir doctoralmente que este país no tiene futuro positivo; aquel lugar que imaginamos y por el cual nos unimos ya no existe. Me cuesta trabajo asumirlo como verdad, pero me insisten que es así; habrá que ver.
Mientras esto pasa, yo diría, yo propongo, que pese a todo lo dicho y sin embargo, esto de los sueños aún debe discutirse.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
El paquetazo fiscal acordado con el concurso de los iguales, el PAN y el PRI en santa comunión.

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