miércoles, 23 de junio de 2010

Entre Columnas

Hasta siempre Monsi

Martín Quitano Martínez

mquitanom@hotmail.com

Carlos Monsiváis ha partido y con él la conciencia concreta y presente de un espíritu crítico, libre, ético, un faro de dignidad del pensamiento contemporáneo de nuestro país, un narrador de los sucesos cotidianos, un analista profundo de una realidad y una historia que marcan, sin lugar a dudas, el futuro de una nación que marcha entre sus contradicciones.

“Que haremos sin ti, Monsi” dice vuesa beldad Elena Poniatowska en el marco de un mensaje que llama al dolor de la pérdida de un constructor de ideas, que haremos sin ti Monsi, aquellos que referenciábamos muchos de nuestros hechos con tus palabras y reflexiones. El espacio que dejas vacío de tu aguzada vista de los hechos que definen la acción de este México sangrante y lastimado.

Cuanta falta nos harán esos escritos que documentaban nuestro optimismo, que desnudaban en su indigencia profunda las palabrerías y los actos que desde la impunidad y el poder se presentan como burlas hacia una sociedad que, en la crisis, prefiere la indiferencia ante ellas.

Me imagino de una y mil maneras lo que nos dirías Monsi, de las masivas manifestaciones de nacionalismo futbolero, del marco de intereses que lo rodea o de su genuina incrustación en el conciente colectivo. Quisiera imaginar y con ello reír a carcajadas al pensar en tu ácida posición ante las edificantes grabaciones de los gobernadores que transparentan la miseria de su poder, en las que recrean sus vilezas, que frente a actos evidentes y evidenciados, gritan “al ladrón, al ladrón” en la cajas de resonancia de medios comprados y plumas prostituidas.

México en lucha contra sus fantasmas, sus monstruos, siempre será mas fácil si arrimamos las ideas y comentarios de Monsi, ese a quien con justeza Granados Chapa ha llamado “el muerto de todos”, ya que su estatura y sencillez humana le dio ese lugar.

Ubicado siempre mucho mas allá de afanes protagónicos y si muy cerca de las principales luchas del último medio siglo, con una labor siempre enmarcada en la puntual y ácida mirada de un hombre comprometido y congruente, que supo decir lo que quería y dignamente saludaba las luchas por las libertades, los derechos y la tolerancia para lograr un México democrático y justo.

Es allí precisamente donde los recuerdos del hombre que ha partido tendrán el mejor homenaje. El camino largo de los pendientes existentes en nuestra sociedad obliga a la búsqueda de soluciones, las que deben dar entrada libre a una sociedad que se organice, que reclame y exija, que se colme de ciudadanos y que arrebate el futuro.

Por el Monsi bohemios, que mas allá de las escenas de pudor y liviandad que fijan nuestra existencia social, abrumada por los rituales del caos que se viven ofensivamente, es claro que los cambios requeridos no podrán ser sin nosotros, y, en ese andar social, llevemos su recuerdo permanente, acompañándonos con sus enseñanzas.

De la Bitácora de la Tía Queta

En Veracruz, el vergonzante secuestro del árbitro electoral, con un desempeño parcial, omiso, sometido, ejemplificando la calidad de esta contienda “democrática”.

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