martes, 26 de enero de 2010

Entre Columnas Cortinas de humo

Xalapa, Ver. 27 de Enero 2010.- por: Martín Quitano Martínez
Pues resulta que ahora estamos enfrascados en la discusión sobre las identidades políticas que se mezclan de forma tan contranatural, que a decir de algún santón priísta, hasta engendros salen de tan aberrante amasiato.
Los hechos que caracterizan la realidad mexicana nos obsequian tan permanentes aberraciones, que aparecen fuera de lugar los políticos que ahora, rasgándose las vestiduras, lanzan rayos y centellas contra aquellos que como ellos mismos, desde su pragmatismo cotidiano, simplemente actúan en consecuencia de sus cálculos políticos.
Escuchamos la furibunda respuesta priísta respecto de los escarceos de la “izquierda” y la “derecha”—comillas por no saber que tanto lo son—, para enfrentar y debilitar al Dinosaurio que, refugiado en tierras feudalizadas, como cabezas de playa, desde donde perfila su conquista al castillo del rey en el 2012. Esto nos hace hacer pensar que tan esquizofrénicas manifestaciones de pureza ideológica, tendrían su origen en el temor de que las alianzas contranatura consigan ganarles.
Mientras, se sigue discutiendo en la cortina de humo que menciona Andrés Manuel López Obrador, quien desde su olimpo ciudadano señala con una tibieza incomprensible su negativa moral a las alianzas contranatura, sin definir acciones para detenerlas : ¿porque le conviene? O porque no le harán caso.
En el patio electoral, es decir en los estados, que ahora serán los laboratorios de la batalla final del 2012, se siguen calentando las inercias de una competencia adelantada que no serán un paseo democrático de construcción y propuesta, sino todo lo contrario.
En el aire electoral solo se respira el olor de lodos y prácticas malolientes; se escucha el ruido de los lugares comunes, de palabras que se dicen para no hacer nada; aparece la imagen difusa e indiferenciada de actores tornasolados, ahora rojos, ahora azules, ahora amarillos o naranjas, donde el cinismo de los aspirantes cala la inteligencia, donde la imagen recurrente es una sonrisa lejana y vacía, hipócrita, como lo es el juego de la simulación.
Mientras más se acerca la elección que viene, se repetirán las imágenes de políticos que nos hablan de proyectos que derrumban con el ejemplo, con su historia personal, con sus prácticas conocidas. Políticos que mienten a todos cínicamente, que trastocan el arte de la política, para volverla en oscuro espacio de la sinrazón, en estampas de la incompetencia, en el vergonzoso anecdotario de la democracia a la mexicana.
Amenazas de futuro, donde más o peor de lo mismo se acerca, que gracias al enorme distanciamiento social, ellos, los de siempre, regresarán al poder para “rescatar” de la ineficiencia y la corrupción azul a la sociedad que hace una década los echó, con la esperanza de un cambio que no llegó, quedando abandonada a la precaridad, a la pobreza, a la desconfianza, la incredulidad y la indiferencia.
Todos prometerán lo que no creen y lo que no cumplirán, utilizarán cuanto se pueda y ello significa cualquier cosa, recursos públicos, cohecho, traición, violencia, la ética y la moral política como inútiles o inexistentes conceptos, todo sea por el poder.

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