El discurso de Felipe Calderón Hinojosa emitido en el marco de su III Informe de Gobierno, rayó en el paroxismo, utópico, pero paroxismo al fin, en donde no convenció nadie.
Primero: a los mexicanos no nos interesa la política. Al menos no la que impuso Calderón desde Los Pinos.
Por ello, sus consideraciones y propuestas relacionadas a ella, nos tienen sin cuidado.
Segundo: reformar nuevamente el Código Federal Electoral, no sirve de nada, pues de todos modos la gente no va a votar por el PAN en al menos una década, no al menos hasta cuando los niños que hoy tienen 8 y 9 años, estén en edad de sufragar y vuelvan a cometer el mismo error del 2000.
Tercero: lo que los mexicanos queríamos oír, era el estado real de las finanzas públicas; queríamos escuchar cuándo se les resarcirá a los municipios del país, los recursos que les fueron quitadas de sus participaciones.
En suma, queríamos saber cuándo podemos ser dados de alta, del "catarrito".
Por lo demás, en sus diez puntos propuestos para la acción de la segunda mitad, lo único que se escuchó es la misma plataforma de campaña con que nos doró la píldora hace tres años.
Obvio, no se la podemos creer, porque simplemente a tres años de haberse sentado en la silla, no ha podido poner en práctica, una de esas propuestas.
Pero no todo es malo: Calderón causó momentos muy relajantes, en donde causó sonrisas a los que lo oímos: por ejemplo, pide a los mexicanos que cada uno tome con fuerza, la determinación de salir adelante.
¡ Por favor señor Calderón !.
Eso lo tuvimos que hacer a fuerza, desde un minuto después que su flamante secretario de Hacienda tomó posesión del cargo y se puso a crear impuestos y cargas tributarias, que lejos de incrementar los ingresos a las arcas públicas del país, las tiró en un 35 por ciento, además de la quiebra y cierre definitivo de cientos de micros y pequeñas empresas.
En suma: por más tiempo que le robe el Gobierno Federal a los medios de comunicación para cacaraquear sus "avances" y "logros" (sic), a los mexicanos no nos interesan los discursos del Presidente.
Lo que queremos son resultados, y esos, en este sexenio, ya no se dieron.
Primero: a los mexicanos no nos interesa la política. Al menos no la que impuso Calderón desde Los Pinos.
Por ello, sus consideraciones y propuestas relacionadas a ella, nos tienen sin cuidado.
Segundo: reformar nuevamente el Código Federal Electoral, no sirve de nada, pues de todos modos la gente no va a votar por el PAN en al menos una década, no al menos hasta cuando los niños que hoy tienen 8 y 9 años, estén en edad de sufragar y vuelvan a cometer el mismo error del 2000.
Tercero: lo que los mexicanos queríamos oír, era el estado real de las finanzas públicas; queríamos escuchar cuándo se les resarcirá a los municipios del país, los recursos que les fueron quitadas de sus participaciones.
En suma, queríamos saber cuándo podemos ser dados de alta, del "catarrito".
Por lo demás, en sus diez puntos propuestos para la acción de la segunda mitad, lo único que se escuchó es la misma plataforma de campaña con que nos doró la píldora hace tres años.
Obvio, no se la podemos creer, porque simplemente a tres años de haberse sentado en la silla, no ha podido poner en práctica, una de esas propuestas.
Pero no todo es malo: Calderón causó momentos muy relajantes, en donde causó sonrisas a los que lo oímos: por ejemplo, pide a los mexicanos que cada uno tome con fuerza, la determinación de salir adelante.
¡ Por favor señor Calderón !.
Eso lo tuvimos que hacer a fuerza, desde un minuto después que su flamante secretario de Hacienda tomó posesión del cargo y se puso a crear impuestos y cargas tributarias, que lejos de incrementar los ingresos a las arcas públicas del país, las tiró en un 35 por ciento, además de la quiebra y cierre definitivo de cientos de micros y pequeñas empresas.
En suma: por más tiempo que le robe el Gobierno Federal a los medios de comunicación para cacaraquear sus "avances" y "logros" (sic), a los mexicanos no nos interesan los discursos del Presidente.
Lo que queremos son resultados, y esos, en este sexenio, ya no se dieron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario